Acciona suma la ‘gota china’ a la oferta de torturas que se pueden disfrutar al cruzar el Estrecho

Hay quienes sólo ven unas simples goteras en un barco pero la naviera reconoce que se trata de un nuevo servicio para fidelizar al viajero.

Siempre pensando en mejorar la calidad de las travesías, Acciona-Trasmediterránea ha incorporado una novedad al cruce del Estrecho, la ‘gota china’. Según relatan los primeros en disfrutarla, este nuevo método de tortura consiste en la caída constante y cada pocos segundos de gotas de agua siempre en un mismo lugar, normalmente sobre la cabeza del viajero. Lo cual priva del sueño y descanso haciéndole a quien lo disfruta las travesías más largas y dolorosas.

«Pensábamos en poner WiFi pero el toque ‘chill-out’ era más original»

El nuevo director de fidelización de la naviera, Yīnwèi Tā Luósī, ha contado a este medio que «se trata de una forma de que el cliente llegue a casa y se siga acordando de ti», además de que «repita con nosotros sí o sí», relataba. De hecho los primeros en disfrutar esta novedosa técnica de marketing que lleva años pegando fuerte en China han confirmado su éxito. Muchos de estos primeros pasajeros, algunos equipados incluso con gorros de ducha, presos de la locura suplicaban que la muerte se los llevara, habiendo incluso quien mediante gritos desesperados pedía a las azafatas que por favor parasen ese martirio, «que de verdad vuelvo a viajar con Acciona», balbuceaban según testigos presenciales.

«¿Ves como funciona?», comentaba Tā Luósī con las manos entrecruzadas y con risa de satisfacción por el trabajo bien hecho. Igualmente ha confirmado que de momento se podrá disfrutar sólo los días de lluvia pero no se descarta ampliarlo a cuando haga sol para lo cual «tan sólo hay que poner el aire acondicionado» consiguiendo así 2×1 en torturas. El directivo de Acciona también ha adelantado que no será la última estrategia para afianzar la confianza de los clientes y de cara a temporada alta barajan incorporar otra tendencia «para engancharlos» como esposar al viajero con los brazos a la espalda, levantarlo del suelo y colgarlo del techo por las muñecas «algo que también nos haría ganar espacio en los barcos», matizaba.