«Para coger cobertura nos poníamos en mitad de la Gran Vía y se nos metía Meditel o IAM», explican los deprimidos espías estadounidenses.
La Agencia Nacional de Seguridad (NSA sus iniciales en inglés) cuenta en Ceuta con un equipo destacado, aunque muy aburrido, de investigadores. Exclusiva confirmada a este medio en el Duffin Dagels, «su tapadera porque les vuelven locos las rosquillas, sobre todo las de cobertura de plátano», cuenta una fuente confidencial aunque con el polo marrón y la gorra de la firma. Para hacer las escuchas, relata «se las ponían en las orejas, como si fueran cascos, porque decían que así escuchaban mejor».
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Esta fuente anónima ha explicado que el equipo lo formaban tres miembros, «todos rubios con bigote, gorra y gabardina, para pasar desapercibidos» y que constantemente se quejaban de la nefasta cobertura de la ciudad. «Oh my God! Si Bush levantara la head nos ponía pedazo de antena in the middle of el Estrecho y a espiar como God manda», se solía escuchar. Supuestamente los problemas con la cobertura eran constantes, «acabaron aparcando la furgona en mitad de la Gran Vía y espiaban disimulando un desayuno de funcionario, a lo Andrés Sánchez, por lo que no se descarta que pudiera ser también un espía». Pero aún así, afirma, «se les metía la puta cobertura de Marruecos o se les quedaba el móvil tonto, sin servicio».
Su trabajo finalizó cuando fueron descubiertos un día que los multó la Policía Local por aparcar en doble fila. «Por lo que se cogieron la baja psicológica y ahora esperan poder entrar en el Plan de Empleo«, cuenta la misma fuente. Los personajes políticos eran uno de sus principales objetivos de espionaje. Del presidente Vivas «pasaban» porque «se pegaba saludando a la otra persona la mitad de la conversación y no cesaba de hablar del guión de una película porno de un señor en un despacho. Muy cochino todo». A criterio de los espías americanos el más peligroso era Aróstegui, «no por su virulencia sino porque apuntaba a que podía durar otros 100 años más». Lo que más les gustaba de la ciudad eran los tiroteos, «que les hacía sentir como en casa. Más de una vez se quedaron con las ganas de participar».
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha negado que Estados Unidos realizara acciones de espionaje en territorio ceutí. «En Ceuta no hace falta espiar, un rato en la cola del pan es más productiva que pinchar cualquier teléfono», aseguran fuentes consultadas por WikiCeuta. De igual manera, el CNI también ha rechazado que el estado español espíe en Ceuta, «las diez antenas, veinte cámaras, siete edificios y cientos de investigadores se dedican tan solo a controlar el tráfico rodado en el centro».
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