El atraco

Manolito Lander Bräu and colegas (Dibujo: Vicente Álvarez)Lo confieso, ha sío yo. Mi sueño de sé arcarde de la siudá no me deja pensá las cosa con claridá, bueno, ni con ella ni con naide. Veía como los demá partío pegaban sus cartele y hacían sus propaganda por ahí y me entró envidia. Mi cara solo sale en er DNI (caducao desde el 98, un día por otro… A vé si lo renuevo) y en una ficha polisiá a consecuensia de argo que ya ha prescrito y no viene ar caso; y yo quería tené cartele, un pograma hecho en imprenta, una furgoneta en condisione con megafonía disiendo mi nombre… Y a lo má que he llegao é a ir con el vespino por toas parte gritando «¡Illoooo votarmee, cabroneee!», tocando er clason y ensima me han denunsiao a la junta electorá por no lleva er casco, que asco.

Asín que no lo pensé, reuní a la ejecutiva del IIN-IIN y asestó la propuesta por unanimidad (er pitón en la mano es mú convinsente). Cogimo nuestros pasamontañas, que lo teníamo guardao de cuando secuestramo ar presidente de Acsiona, un martillo y dos pistola de juguete de las que vendía Currito y planeamo er atraco a Paco er joyero.

Er comando, como siempre, estaba formao por mi, el Flequi y don Urelio. Era muy importante que no nos reconosieran, por eso me se ocurrió echá argún tipo de gas noble, bueno en verdá nos daba iguá que fuera campesino o visconde, lo importante era que segara a la gente pa que no nos vieran. No sabiamos bien si debíamo usá gas pimienta o gas mostasa, asín que fuimo ar chino y compramo una botellita de esa plástico con flí pa echarte agua en er pelo, la llenamo de agua y le echamo comino, tomillo, albahaca y mejorana, arguna tenía que hasé efesto. Lo planeé tó cuidadosamente, era el atraco perfesto, sólo cometí un erró… Asigné ar Flequi la misión de enterarse del recorrio de las patrulla de la polisía, y claro… El de las furgoneta de reparto de Weil sí que se las sabe…

No sé bien la hora porque cuando estoy nervioso me dá por bebé, pero era por la tarde. Llegamo a la joyería y rosiamo a la gente con er mejunje que teníamo preparao, menos má que é lo primero que hisimo porque si la gente llega a vé ar Flequi apuntando al techo y disiendo «¡pium, pium!» no nos habrían tomao en serio. Pero no, parese que el cóstel de gase que preparamo funsionó y naide podía verno, y anque nos vieran no creo que la polisía le hisiera caso a arguien que huele a ensalá. Rompimo los cristale de las vitrina con cuidaito de no cortarno, porque una cosa é robarle, pero tampoco era plan de dejarle ar chavea tó la joyería perdía de sangre. Y estabamo llenando los macuto cuando don Urelio gritó «¡agua agua! ¡Que viene la UIR hay que huir!» Tonse salimo corriendo y se nos calló casi tó, dejamo por er camino un rastro de sarsillo, collare y pursera. Un montón de gente salió corriendo detrá nuestra, luego dijeron a la polisía que nos perseguían para atraparno, pero los cabrone iban por er camino gritando: «¡Illooo, échame anque sea un medallón con la cara del Camaróoon!»

Jadeando llegamo ar barrio dispué de haber bajao tó la cuesta y nos escondimo en er carrillo der que todavía no hemos salío. Aquí llevamo tó la semana susistiendo a base de gusanito y servesa. Ar finá er botín no ha sío gran cosa, un anillo y una medallita de la virgen del Carmen, los cuale se lo hemo tenío que dárselo al del carrillo pa pagá la servesa y toavía le debemo 20 euro. Por lo meno no ha sío tó pa ná, reflesionando en nuestro escondite se ma ocurrio mi propuesta estrella pa las elesione, como Seuta tiene muchos poblema y siendo sinsero, tos no vamo a podé arreglarlo, amo a poné una fuente de servesa en tó los paso de peatone, que arreglá no arregla ná, pero a tor mundo le va a importá tó un nabo, ademá que insentiabaría a la gente a í a los sitio andando y dejá aparcao er coche, con lo cuá solusionaríamo er poblema der tráfico y la polusión.

¡Un bote, dos bote, sus muerto er que no me vote IIN-IIN!

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Manolito

Soy una persona humana como otra cualquiera, con sus virtudes y sus defectos. Estudié poco, trabajé menos y tras un percance que no viene al caso me concedieron la invalidez absoluta. Desde entonces dedico mi vida a dar clases de filosofía en el kiosko del barrio. Sin mas preámbulos

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