Milagros, de Servicios Tributarios, ha decidido que bajo ningún concepto irá al acabar la jornada laboral porque ya no hay nada de pescado.
Lunes, 9:00 horas, Ceuta Center, Servicios Tributarios de la ciudad autónoma. Un corrillo de funcionarios discute acaloradamente para coger turno de segundo desayuno del día, tercero para algunos, porque hoy es un día diferente. «Con el cambio de hora se necesita más que nunca la dosis de cafeína», defienden. Pero en una esquina, Milagros, muy preocupada reflexiona en voz alta «¿voy a las 11 o a las 12?», no obstante, esta funcionaria siempre tiene el bolso a mano listo para salir a hacer unas gestiones rápidas en un momento. «Hace honor a su nombre», relatan sus compañeros fascinados como en una mañana se hace la casa, mantiene una vida social envidiable y hasta trabaja.
En cualquier caso aprovecha, compra el pan y dos cosas que le hacen falta
Milagros ha contado en exclusiva a este medio como la idea es comprar unos lenguados frescos, ya limpios, que acompañaría para la comida con una ensalada. «Estoy ya a plan porque el verano está a la vuelta de la esquina», relata. Aunque en realidad, confiesa, le gustaría comprar un mero, «para prepararlo al Rigamonti, que a mis niños les encanta, con su tomate, sus alcaparras». Además Mustafa, su pescadero de confianza, «sabe como me gusta y el hombre me lo prepara muy bien». «Y si hay gambas frescas las hago al pil pil», matiza. Lo que está claro, cuenta, es que vaya a la hora que vaya, «ya que estamos me paso por el Supersol, que me pilla de camino, para comprar un par de cosillas».
Sin embargo, la cuestión no es el menú, el pedir cita en la peluquería que quizás lo haga el martes o la cola de ciudadanos esperando a ser atendidos, es que «si voy a las 11 ya desayuno, lo que crea un conflicto de intereses porque si es a las 12 aprovecho y me tomo un vinito con aperitivo, imprescindible para rendir el resto del día según la Organización Mundial de la Salud» pero claro «tendría que salir antes para desayunar unos churros en La Perla», piensa. Una serie de dudas que intenta despejar al igual que el espacio de su mesa, donde hace hueco para las bolsas de la compra que aportará a su puesto de trabajo el aroma a pescado fresco del día. «Un olorcito que no veas la alegría que da niño», cuenta con gozo aunque sin saber aún a qué hora se va a acercar a la plaza pero ir, va seguro.
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COMO COMPI LA TIA, LE DIGO A LAS DOSE MUE SIEMPRE A LAS DOSE, TOTA UNA HORA MA O UNA MENOS, SERA SIEMPRE MEJON UNA HORA MENO ¿U NO?