El viaje a Cuba

Manolito Lander Bräu and colegas (Dibujo: Vicente Álvarez)Bueno hoy vuervo aquí con tos ustede despué de este meresio descanso. La verdá que estas vacasione han sío de las mejore que yo he pasao. Resurta de que Don Urelio, nos ha invitao a mi y ar Flequi a pasá una semana en Cuba. El hombre ya tiene una edá, y disía que no quería morirse sin viví una aventura de ésta, que una vida como maestroescuela deja mucho que deseá la verdá. Y como sólo nos tiene a nosotro porque hace ya unos año que enviudó y tampoco tuvo ningún hijo… Pos nos dijo que nos fuéramo con él. Yo hise como el que se lo pensaba un poco, casi medio minuto, y entonse le dije que sí.

Totá que en meno que canta un gallo ya estaba yo sacando er billete:

– Si señorita, el barco de las 10:00 pm de la mañana es el que quiero.
– Muy bien caballero ¿y la vuelta?
– La vuerta me la dá en moneda de 50 sentimo que vía í ar bá a echá un ratillo en la máquina.

Bueno po el domingo a mediodía ya estábamo el Don Urelio, el Flequi y yo metío en el avión. Yo iba escuchando música con un warman que me compré con las primera 1.500 peseta que me dieron en la mili, cuando de pronto, levanto la cabesa y veo a la señora asafata bailando «soy una taaasa, una teteeera..» y tol mundo mú atento mirándola, y pienso: ¡Ay Dios mío! ¡Qué aquí están tos loco! Espero que er piloto sea má de Plásido Domingo, no vaya a sé que le de ar botón equivocao con tanto bailesito. Se me aserca la muchacha, la que era una tetera, y me dice:

-Caballero, está usted mú nervioso… ¿Es la primera vez?
-No, yo ya estao nervioso más vese señorita, pero nunca me he subío a un avión.

Er viaje transcurrió má o meno con relativa tranquilidá, excepto a la hora de aterrisá que entraron unas turbulensias que estaban por allí de paso, antonse tuve que ponerme manos a la obra y echarle una mano al piloto, puse el teléfono en modo avión y conseguí ayudá en el aterrisaje, el sistema funsiona mú bien, se controla el avión mú fasilito, má o meno é como jugá al Pou.

Una ve allí en Cuba me quedé bastante fassinao, si ven que tú ere un tío solidario no te quieren cobrá en ningún lao, yo llevaba una purserita de ayuda contra el cánser que me dió Don Urelio y no consentían cobrarme ná en ningún lao. Y aunque no hay Landen Bräu cuarquier servesa entra mú bién si la acompañas con langosta.

Eso sí, es un poco rara Cuba, allí hay má tiburone que garopa, y la tía que no va desnuda va medio en pelota. Yo lo que no sabía es que Camarón era allí tan famoso, tienen fotos de él por tos lao, lo que pasa que los cubano lo llaman Ché, deben pensar que era de Valensia. Mira que son burro los cubanos esto… ¡Si era de San Fernando! Bueno con desirte que allí el que corta el bacalao es el hermano de Estrellita Castro…

Pero son gente mú guay los cubano, hablan como la gente de Canarias, anque suena un poco diferente porque tienen los labio mú gordos. Lo pasamos mú bien mú bien allí en Cuba, con esa arena tan fina y esas teta tan gorda. A don Urelio en verdá casi ni lo vimo en tó la semana. Por lo visto él en verdá ha montao este viaje pa encontrá a una hija que tenía allí. No hablamos del tema pero estoy seguro, se le veía tol día de un lao pa otro abrasao a una chavala cubana que lo llamaba «papito», blanco y en botella

¡Ay! Cuanto echo de meno Cuba. Que gran semana hemo pasao. Nos hisieron mucho arró a la cubana y alguna que otra cubana sin arró. Si el sielo existe tié que sé mú paresío a está de vacasione en Cuba. Pero en fin… Que ya estamo otra vé en el barrio, que no es Cuba, y lo del truco de hacerte el solidario con la pulserita no funsiona en el carrillo, pero bueno es lo nuestro, aquí llevamos tó la vida y es donde en verdá estamos cómodo. Ademá, que tengo el compromiso de está con tos vosotro cada sábado, porque tengo que ilustraro en este difisil arte que é viví, que no os puedo dejá solo que os desorientái. Sólo echo de meno las cubana, y a las mujere de Cuba también…

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Manolito

Soy una persona humana como otra cualquiera, con sus virtudes y sus defectos. Estudié poco, trabajé menos y tras un percance que no viene al caso me concedieron la invalidez absoluta. Desde entonces dedico mi vida a dar clases de filosofía en el kiosko del barrio. Sin mas preámbulos

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