«El reparto de felicidad en forma de cono de caramelo es lo que me motiva en realidad». Así de claro se ha mostrado Gregorio García Castañeda, que retoma su condición de autónomo al volver a su profesión amada, la venta ambulante del pirulí.
Gregorio García Castañeda vuelve a las calles para «repartir felicidad con sabor a caramelo», según sus propias palabras, «en lugar de aceras nuevas y petos amarillos». «Es una etapa en la que disfrutaba de la vida al grito de al rico pirulí, al rico pirulí, y por eso he decidido volver», comentaba. En una emotiva rueda de prensa se despedía el consejero de Medio Ambiente, Barridas y Suministros de Material de Oficina hasta la fecha. Ha agradecido a todo el equipo de gobierno que lo acogieran con los brazos abiertos y para quienes ha tenido solo palabras de elogio. Ha destacado la confianza del presidente Juan Vivas, quien lo acogió bajo su tutela cual animal de compañía, para convertirlo en un político todo terreno, «capaz de rodar por todos los caminos».
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Vivas por su parte ha reconocido estar encantado por la noticia: «Soy fan de los pirulís, no entendería la Semana Santa sin ellos, por eso y pensando siempre en nuestras tradiciones, apoyo la decisión de nuestro compañero y le deseamos la mejor de las suertes y un 2×1 por ser colegas». Gregorio ha asegurado que su retorno a la venta del pirulí es definitivo y que no busca comprar votos con el reparto de este caramelo, «no me parecería justo ya que garantizaría mi victoria», reconocía el ex consejero quien parafraseando a un antiguo compañero y presidente de partido, «nadie puede resistirse a un buen pirulí». Eso sí, garantiza que el molesto plástico que envuelve a tan delicioso manjar, culpa de Juan Luis Aróstegui, seguirá pegándose a los dedos de los ceutíes.
Como en su momento hiciera el ex dirigente de Izquierda Unida Gerardo Iglesias, que abandonó la política para volver a su antiguo trabajo en la mina, Gregorio retoma el poste de los pirulís para repartir dulces a todos los caballas (cobrando) y volver a sus inicios. Ya que García Castañeda comenzó como becario del pirulí en la Semana Santa de 1940 (foto inferior). Y que como decía «sólo quiero devolver la felicidad a mis vecinos como antaño», comentaba al referirse a su vuelta como empresario del dulce.
Aunque pronto se podrá ver al ex consejero junto a los pasos de Semana Santa ofreciendo sus sabrosos y suculentos pirulís, un emocionado García Castañeda ha querido despedirse de todos sus compañeros recitando un verso, como amante de la poesía española romántica, «cada cual, cada cual, que atienda a su juego, que quien no lo atienda pagará una prenda». Según afirmó Castañeda, «recordarlo les ayudará en los momentos difíciles cuando vean que el guasón de la panda ya no está».
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