Hércules denuncia a Coca Cola porque su nombre no sale «en las putas latas»

El personaje mitológico, irritado y de mal humor, ya sufre los efectos del elevado consumo de Coca Cola en busca de su nombre.

La estatua de Hércules de Constitución, sin despegarse de sus columnas, ha anunciado en una concurrida rueda de prensa su intención de denunciar a la multinacional Coca Cola. El motivo, que tras varios meses comprando «cantidades industriales e indecentes» de este refresco, «aún no he tenido pelotas de encontrar mi nombre pero los dientes sí que los tengo ya picados», contaba. Y es que como anunciaba días antes en su cuenta de Facebook «me siento discriminado, la gente, que es muy cerda», matizaba, «tira las latas con sus mundanos nombres y ya sospecho que lo hacen para joderme».

Muy nervioso y con un intenso tembleque de piernas, mostraba un parte médico que acompaña a la denuncia, en el que se detalla que sufre fuertes dolores de cabeza, taquicardias por la cafeína y un capítulo agudo de gases que le provoca unas estruendosas ventosidades que han llegado a desorientar a la población de Ceuta al confundirlas con el cañonazo de las doce pero a cualquier hora del día. De hecho, el 112 ha pedido precaución al pasar por la zona por las fuertes ráfagas de vientos ventosos que se desatan, cada vez con mayor frecuencia. «Mi perro salió volando y acabó en lo alto del Impacto», cuenta un afectado por una flatulencia herculina, que matiza que «lo peor no es eso sino el olor a metálico que se queda en el ambiente».

Otro de los problemas derivados de que no aparezca el nombre de Hércules en la Coca Cola son ya las varias toneladas de latas que se acumulan en la zona. Según expertos consultados por este medio, «empieza a sufrir un principio de síndrome de Diógenes, le ha cogido cariño a las latas». Y es que cada vez que un operario de la limpieza se acerca le arrea con las columnas. Lo que por fin justifica la presencia policial en la zona. Según un derrumbado Hércules, «si el Al Idrisi, Enrique el Navegante o Pepe Caballa y la Pavana tienen la lata con su nombre ¿por qué carajo yo no?», se preguntaba dolido.