El presidente de Ceuta tiró de la cuerda con tanta nobleza, lealtad y fidelidad que giró el cañón dirección a Marruecos. Una estruendosa operación que repitió hasta en tres ocasiones para dar la salida a las distintas modalidades de la prueba. Los cañonazos provocaron una intensa humareda, que acompañada de los sones de la banda de guerra del tercio Duque de Alba 2º de la Legión y los cerca de 1.200 participantes que hacían piña en las Murallas Reales hicieron saltar todas las alarmas en el país vecino, donde esta fiesta del deporte se ha confundido con un intento de invasión hasta el punto de que según fuentes de toda solvencia desde tierras alauitas esperan a que alguno de los proyectiles caiga para responder «con la misma o mayor contundencia».
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