Las gaviotas devoran una suegra olvidada en la Ribera

Las gaviotas devoran una suegra olvidada en la Ribera

La crónica de sucesos trae una historia que, como diría Pedro Piqueras, se puede calificar como ‘espeluznante’. Una suegra olvidada ha sido devorada por pavanas hambrientas en la playa de la Ribera sin que ni siquiera el ‘Vitamina’ pudiera hacer algo.

A estas horas se trata de dirimir si podría tratarse de un suceso fortuito o de un homicidio involuntario. Una versión esta última que sería la más veraz según la policía después de interrogar al yerno de la víctima, «hombre, yo muy jodido no estoy la verdad», aseguraba Antonio, conocido en su barrio de las Latas, como ‘Er Carzonazos’. «Pero sí me declaro muy amante de los animales y es que desde que cerraron Santa Catalina las pobres se han venido al centro y están muertas de hambre. Y a eso no hay derecho», contaba encima indignado.

La mujer dormía cual ballena varada la siesta en la orilla

Los trágicos hechos tuvieron lugar al final de la tarde cuando la familia Gallego se fue apresuradamente de la playa de la Ribera. «A eso de las seis el Toñín le entró hambre y cuando dice que le pica la tripa se pone igual de pesado que su padre cuando quiere mandanga». Tal y como relataban «se nos acabaron las galletas Maruja para que se callara y nos fuimos corriendo, dejando una partida de bingo a medias, antes de que mordiera a alguien». Y con las prisas «pues nos dejamos a mi madre que estaba echando la siesta en la orilla así en plan ballena varada, el resto ya es historia. Malditas pavanas», se lamentaba África de Todos los Santos, hija de la fallecida, que sólo podrá enterrar el bañador de su madre, lo único que ha quedado, aunque según su marido «a lo mejor lo usamos de toldo para la terraza a modo de homenaje».

Testigos presenciales relatan que el yerno ha tenido bastante que ver en el fallecimiento de «la pobre Manoli». «Estaba descojonao echándole piquitos por todas partes y cuando la mujer lo llamó desde el coche él no dijo ná mientras se iba de la playa con risa maligna y mirando a su suegra de reojo«, cuentan con pesadumbre. Según el forense, «en cuestión de cinco minutos la mujer, a pesar de su corpulencia, desapareció como los cacahuetes que te ponen en la terraza del Miró». Por último, ‘Er Carzonazos’ ha insistido en que «fue un accidente, pero lo volvería a hacer», en una clara confesión encubierta, añadiendo «no he hecho nada que no harían el 99% de los yernos».

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Mr KK

Kaya Kaballa, Mister KK para los amigos, fue scort, respetuoso oficio que abandonó por ser propenso a los resfriados. Ahora se dedica al periodismo. Hasta tiene papeles (una servilleta de bar) que lo acreditan. De recio carácter y profesionalidad, destaca su saber estar y defensa a ultranza de Ceuta, lo que hace como si fuera suya

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