Menos má que no fuí a la universidá

El otro día me comentó una señora que fue ar carrillo a por tabaco que iba a quitá a su chiquillo del Instituto de Idioma porque la habían mandao ar campu. En un prinsipio pensé que las clase la darían en er merendero de Garsía Ardave, pero resurta que no, que er campu es la universidá, y claro, allí ya se sabe lo que hay: arcó, porro y pastillita. Aro aro señora, eso é lo que suele habé en eso sitio desde siempre, que en la universidá no se aprende ná güeno,  ademá, er quaterba é er que se termina enrollando a la líder de las animadora en er baile de graduasión, mu típico. La verdá es que ahora me queo más tranquilo sabiendo que la mitá de los consejero y viseconsejero del ayuntamiento no han ío a la universidá en su puta vía, por lo meno tiene uno la sertesa de que no son grifotilla ni le tocan er culillo a las pibita ni ná.

Yo no tuve la oportunidá de í a la universidá y ahora me alegro, porque si fuera ío, con lo que se mueve allí de droga y eso, estaría echao a perdé. Pero tampoco podía irme a estudiá fuera, lo más lejo que fui fue un día que me fui a estudiá a mi cuarto, pero no me se queaban las cosa dentro, caresía de capasidá de retensión memorística. Na má que retenía las cosa que me gustaban… y esas cosa no se estudian. Sin embargo, a mi sí que me gustaba er colegio, me gustaba mucho, por eso repetí 6º de egebé cuatro vese.

Er caso es que yo vi a la mujé mú indisná, porque su hijo se mesclara con semejante calaña, estudiante universitario ná meno ¡¡¡Tó er que entra allí se corrompe!!! Si ná má que hay que verlo en época de esámene que llevan ojera como huevo kínder, y eso no é de estudiá ¡eeeh! Me da hasta miedo de pensá que er día de mañana esa gente sean los maestro de nuestros chiquillo o quer futuro der paí caiga en sus mano, o lo que es peó que er chiquillo de esta mujé argún día sea universitario… Quita quita, pobre criatura.

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Manolito

Soy una persona humana como otra cualquiera, con sus virtudes y sus defectos. Estudié poco, trabajé menos y tras un percance que no viene al caso me concedieron la invalidez absoluta. Desde entonces dedico mi vida a dar clases de filosofía en el kiosko del barrio. Sin mas preámbulos

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