Nuria Van der Berghe dice tres veces seguidas ‘Aróstegui’ y no va al infierno

La trabajadora de El Pueblo de Ceuta se saltó accidentalmente los protocolos de seguridad al sufrir un «capítulo de somnolencia autoprovocada» mientras corregía una de sus columnas, que trataba el día de autos «sobre el ‘innombrable'».

Todas las alarmas saltaron en la redacción del periódico local el pasado miércoles cuando una de sus columnistas más insignes, Nuria Van der Berghe, pronunció por error y de manera seguida, tres veces Aróstegui, en referencia al político de Caballas. Según ha podido saber WikiCeuta por fuentes del diario, el pánico cundió en la redacción, ya que según el código interno, mencionar en tantas ocasiones ‘Aróstegui’ puede garantizar un viaje instantáneo al mismo infierno.

«La gente corría y gritaba sin rumbo, despavoridos, Van der Berghe dijo la palabra maldita sin previo aviso», afirma una redactora aún asustada y con tratamiento médico por los episodios de ira repentina que sufre tras el fatídico suceso. En un principio se pensó en la realización de algún tipo de ritual y es que la trabajadora de El Pueblo de Ceuta es conocida por sus cualidades periodísticas, que le permiten siempre ir más allá. Autora de muchas historias pero también protagonista, y es que hay que recordar que son muchos los rumores que hablan de que otro de los columnistas más destacados, Manuel de la Torre, no existe realmente y es Van der Berghe con peluca.

Tras las primeras pesquisas, desde el diario se ha descartado la realización de ningún rito satánico ni investigación similar y que todo se debió a un «capítulo de somnolencia autoprovocada». «La autora de la columna ‘España cañí’ estaba repasando su escrito, que versaba ese día sobre el ‘innombrable’ y de repetente sufrió un episodio de sueño repentino», afirman. Esto provocó que medio dormida, Van der Berghe «se saltara los protocolos de seguridad que dictaminan, entre muchas otras normas, la de no pronunciar en voz alta y durante el atardecer, el mencionado y maldito nombre».

De momento, la normalidad ha vuelto a la redacción del medio local aunque han asegurado que no se descartan fuertes medidas preventivas como «dotar de tapones para los oídos a los redactores o aislar a la protagonista de esta historia en una urna insonorizada de cristal para evitar nuevos sustos y no atemorizar así al resto de compañeros«.