Otra causa de que la «liara parda» es que la Ciudad adeuda seis mensualidades como dragón figurante de la Casa de los Dragones.
Gustavo, uno de los dragones de la Casa de los Dragones, protagonizó en la tarde del domingo instantes de pánico al sufrir según fuentes veterinarias un brote psicótico fruto del calor del levante, su estado de celo y que lleva varios meses sin cobrar la nómina. Según ha podido conocer este medio, el animal mitológico estaba siendo instalado en la portada de la feria (que se repite por trigésimo cuarto año consecutivo) cuando de repente «se le cruzaron los cables y empezó a escupir fuego a ‘tó’ Cristo y un líquido blanquecino de cierta viscosidad», asegura la señora del puesto de los turrones, que confirma que junto con el tiroteo de la pasada semana «Ceuta es donde mejor me lo paso».
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El detonante del suceso fue la visita de las autoridades a la zona para comprobar el estado del montaje de la feria así como que «todos los materiales son viejunos». Tal y como ha declarado Bartolo, compañero dragón, «Gustavo es un autónomo más víctima de este gobierno irresponsable y pésimo gestor que acumula una deuda de 269 millones de euros«, sentenciaba. Igualmente, el otro dragón figurante reconocía que «a mi me deben tres meses» y «el Jaramillo no deja de prometernos que pronto vamos a cobrar pero aquí nadie ve un duro». «Además, nos quieren convalidar el sueldo con vales de descuento para comida de Royal Canin y revisiones para un dentista que es primo de un cuñado del viceconsejero pero no nos convence», cuenta.
El dragón Gustavo, que lleva tiempo sin pillar según sus compañeros a causa de los problemas laborales que arrastra, hizo que consejeros, viceconsejeros y demás asesores sin labor reconocida salieran corriendo cada uno por un lado presas del miedo. Y es que con sus alas abiertas y una envergadura de cerca de 200 kilos «el dragoncito da un poco de yuyu», afirman testigos del suceso. Una de las peores partes se la llevó Juan Vivas, que al huir se escurrió por una alcantarilla. Lo que provocó el segundo susto del día, y es que una vez reducido el dragón por la policía, Vivas estuvo desaparecido durante horas, al no poder salir de la alcantarilla hasta que la señora de los turrones escuchó el supuesto llanto de un gato, que resultaron ser los gritos de auxilio del presidente.
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